La carretera de los dioses: qué ver en la Costa Amalfitana
Es una de las más bellas y románticas carreteras del mundo, pero también una de las más difíciles a las que se enfrenta un conductor.
Las rutas italianas, reconocidas mundialmente por ser excelentes
carreteras, lo son aún más por recorrer hermosísimos paisajes. Una de ellas, seguramente la más impresionante, es la que recorre la Costa Amalfitana.
Qué ver en la Costa Amalfitana es la pregunta: es un tramo de costa en el que se suceden pueblos que parecen “colgados” sobre abruptas laderas de montañas, con joyas como por ejemplo, una cala y un pueblo escondido entre acantilados y clásicos como Amalfi y Positano.
Este tramo de costa y sus pueblos están declarados Patrimonio de la Humanidad por su gran belleza, sus vistas imponentes y sus ciudades “colgadas” en las laderas de las montañas.
Camino de los Dioses
Si vas a visitar esta zona por pocos días, lo mejor será recorrerla en ferry, bajando en cada pueblo. Pero si disponés de 6 o 7 días, disfrutá alquilando un auto para recorrer sin apuro tanta maravilla.
La ruta que recorre desde el sur de Nápoles hasta Vietri Sul Mare, al suroeste de la península itálica, sobre el mar Tirreno, entre los golfos de Nápoles y Salerno y con vista a la isla de Capri, te dejará sin palabras
Los pueblos en esta zona cuelgan sobre las laderas de los montes Lattari, que caen a pico sobre el mar y a lo largo de los siglos sus habitantes se adaptaron a este accidentado terreno, construyendo terrazas para cultivar viñedos y frutales, como limoneros con cuyos frutos se hace el famoso limoncello, típico de la región.
Son poco más de 60 kilómetros de una carretera sinuosa, con sólo dos sentidos y tramos bastante estrechos que zigzaguea bordeando las laderas de las montañas
Los locales llaman a esta ruta Sendiero degli Dei (Camino de los Dioses). Es una ruta sinuosa, trazada en la ladera de la motaña con acantilados cortados a pico hacia el mar, con curvas pronunciadas que ofrecen una vista espectacular en cada vuelta. Sin duda, es una de las carreteras costeras más bonita del mundo.
Hay que tener en cuenta que el tráfico es muy intenso casi todo el año, pero más aún en los meses de verano.
Es una carretera no apta para novatos, pero apasionante para los amantes del volante
Es muy fácil cruzarse con buses, camiones, motos y autos, que si son manejados por locales, habituados al trazado, conducen como si estuvieran en una autopista.
Pueblos de la Costa amalfitana
Sus carreteras son estrechas, y llenas de curvas, pero las vistas que se pueden obtener son dignas de ser exploradas e inevitablemente recordadas. En algunos tramos, hay semáforos que indican la prioridad según el sentido.
Sorrento
Sorrento es el último punto sobre el golfo de Nápoles. Es un pueblo soñado para recorrer y dormir ahí antes de arrancar el recorrido. Tiene una espectacular vista del Vesubio, el volcán aún activo que sepultó a Pompeya en el año 79 y es desde Sorrento, de dónde salen los ferrys hacia Capri y la mágica gruta azul.
Capri
No es un pueblo de la ruta, pero es un imprescindible de la zona. Coqueta, glamurosa, bucólica… No alcanzan los adjetivos para describir a la isla de Capri.
Positano
Una vez que entres en el golfo de Salerno llegarás a Positano, una de las localidades más famosas y emblemáticas, construida a pico sobre el mar.
Al llegar encontrarás una calle de una sola mano que baja por lugares increíbles, sin poder llegar hasta la playa. En el punto más bajo de este camino encontrarás un pequeño parking (con lugar si tenés suerte) y podrás bajar caminando a la iglesia y la playa.
Si estás en buen estado físico, podrás subir y bajar las escaleras y recorrer el pintoresco y bello casco urbano. Luego el camino sigue hacia arriba y sale del pueblo, salvo que quieras volver a hacer el mismo recorrido.
Praiano y Conca dei Marini
Más adelante, Praiano es una pequeña localidad marinera menos turística pero bella como todo en esa zona. Y Conca dei Marini donde vale la pena hacer una parada para visitar la Grotta dello Smeraldo, una cueva bañada de luz esmeralda que se descubrió en 1932. Si ya viste la Gruta Azul de Capri, ésta no te parecerá tanto, pero si no pudiste llegar a la Azul, ésta vale la pena.
Cala di Furore
Y cuando llegás al Fiordo di Furore, una pequeña calita entre montañas de 30 metros de altura, tu asombro será increible y te volverás loco por no encontrar dónde estacionar. Buscá lugar, antes de llegar hay un restaurante con 6 lugares, donde puedas, dejá el auto.
Desde sus miradores se ven las pequeñas islas Li Galli, donde la mitología ubica la isla de las sirenas de la que habló Ulises. La única de las tres habitada perteneció a Rudolf Nureyev, que vivía en una villa diseñada por Le Corbusier.
Amalfi
La ciudad blanca descolgada por la montaña que da nombre a la costa, fue una rica república independiente en la Edad Media gracias a su comercio con Oriente, lo que se nota en sus calles y en la espectacular catedral, el Duomo di Sant’Andrea.
Pero lo mejor son los pescados que sirven en las trattorias, comidas que culminan inevitablemente con un limoncello.
Ravello
Desde Amalfi es imprescindible desviarse de la carretera principal y subir hasta Ravello por la SS 373, a unos 6,7 km. Este pequeño pueblo es un balcón a 350 metros sobre el mar,con unas vistas únicas e impresionantes que te hará sentir que estás volando.
La estancia del compositor alemán Richard Wagner, alrededor de 1880, según se dice en Villa Rufolo, inspiró su ópera Parsifal. Cada año se recuerda esta visita con un festival de música entre junio y septiembre.
Atrani, Minori, Mariori, Erchie, Cetara y Vietri sul Mare cierran esta maravillosa Costa Amalfitana.