Millenials y cambios de paradigma
Las nuevas generaciones nacieron con el beneficio de la información fácil y a montones, lo que buscan son experiencias para poder entender mejor esa información y al mundo que les rodea. Buscan la conexión que les quita la tecnología pero a su vez compartirla a través de ella. El valor de la experiencia empírica, su permanencia en nuestra memoria y el aprendizaje que nos deja no es comparable con el de un juguete o con estudiar algo a través de la computadora. Las vivencias del viaje quedarán plasmadas en nuestra memoria y nos servirán de análisis “hasta que la muerte nos separe”.
Según la ONU un 20% de los viajeros internacionales son jóvenes. Investigaciones de American Express Business Insights afirman que existe el doble de probabilidad de que un Millenial, como se llama a la generación nacida entre los 80 y los 90, viaje como pasatiempo que la que tiene cualquiera que se encuentre fuera de este grupo. Incluso se calcula que la mitad de los Millenials viaja al menos cuatro veces al año.
Las nuevas generaciones deben elegir entre seguir el modelo antiguo que dictamina que debes trabajar al menos 40 años en una oficina para poder gozar los fines de semana y recién a los 65, cuando ya no tienes la misma capacidad física, cobrar una jubilación que con suerte te permita dedicarte a hacer aquello que te gusta; o el camino cada vez más frecuentado que te lleva a adelantar la jubilación intercalando trabajo con viajes. Hay quienes elijen trabajar algunos meses para compensar con un mes recorriendo el mundo, mientras que otros cada cierta cantidad de años se toman uno sabático.
Un nuevo mercado laboral
El concepto de “ahorro para comprarme los mejores recuerdos” nos atrae pero muchos aún queremos construir una carrera universitaria y sentir que tenemos cierta estabilidad financiera. ¿En qué nos ayuda viajar en el mercado laboral? Hay que tener en cuenta que esta nueva generación está reemplazando poco a poco a la vieja en los altos cargos gerenciales y en el departamento de recursos humanos. En consecuencia, las reglas de contratación y las aptitudes deseadas comienzan a cambiar. La noción de que un trabajador feliz trabaja más, se expande por el mundo así como los beneficios de vivir experiencias únicas en carne propia cuyos aprendizajes pueden ser aplicados al trabajo. Las empresas, conscientes de las necesidades de los Millenials, les ofrecen puestos rotativos y la posibilidad de aplicar a puestos en el exterior con más frecuencia. El mercado laboral cambiante y las tasas de desempleo más altas que la media para las nuevas generaciones, también los lleva a buscar nuevas formas de inserción y de diferenciación.
Aportes personales del viaje
Si esto no fuera suficiente, veamos algunos aportes útiles que puede dejar un viaje en uno. En primer lugar te enfrentas a un crecimiento interno en el que aprendes a tener paciencia, dejar de lado la ansiedad, conocer tus limitaciones y cómo lidiar con ellas, qué cosas estás dispuesto a ceder, a caerte y levantarte, a manejar los desafíos y entender que todo es más simple de lo que parece, a identificar los riesgos y la raíz de un problema para solucionarlo. Aprendes que ser positivo y proactivo siempre te llevará más lejos. Comienzas a improvisar y a ejercer tu creatividad.
En cuanto te das cuenta de que eres bueno para solucionar problemas y haces un recuento de todas las situaciones de las que saliste airoso, tu confianza personal comienza a elevarse. Te haces más fuerte y empiezas a creer en ti mismo y en tu capacidad. Además, te enseña a ver tu vida en perspectiva, el mundo deja de ser el gigante que era antes y te das cuenta que el único obstáculo para tus sueños eres tú. Allí comienza la ardua tarea de eliminar limitaciones y dejar el miedo en el lugar al que pertenece: el de la precaución. Esto es vital para cualquier emprendedor o líder de una compañía.
Un tiempo después te miras y te das cuenta de que sabes hablar varios idiomas, que comprendes la importancia de la cooperación y el trabajo en equipo, del respeto mutuo y de la comunicación. Piensas que la diversificación y la diversidad forman parte de la vida y aún así puedes ver la unidad detrás de ello. Entiendes que la flexibilidad es vital para la supervivencia y puedes trabajar en distintos ambientes e incluso cambiar continuamente de entorno. Armar planes y resolver inconvenientes de último minuto ya es parte de tu vida. Puedes ponerte en los zapatos del otro y transmitirle lo que quieres, logrando el resultado deseado. Sabes comunicar, manejar recursos limitados, tomar decisiones con poca información y liderar. Sabes de Management.
Viajando también conociste personas que tienen una visión parecida a la tuya o que admiran tu forma de vivir. Hiciste buenos amigos y muchos contactos que te servirán en diferentes etapas de tu vida. Te despojaste de tu nacionalidad para remplazarla por un sentimiento de comunidad que te lleva a decir que eres ciudadano del mundo. Viajando, sin darte cuenta, comenzaste a formar un líder social y un agente de cambio dentro tuyo. Aún así, ganaste en humildad.
Viajar con niños
Las experiencias adquiridas durante los primeros años de vida son las más críticas para el desarrollo de las habilidades de aprendizaje, sociales, emocionales y de la personalidad. El niño asimila más rápido que un adulto los nuevos conocimientos. Es importante estimularlo en esta etapa y ayudarle a desarrollar su confianza para desenvolverse en el mundo al que pronto se incorporará.
Mostrarle múltiples contextos sociales y culturales lo motiva, reta su capacidad de entendimiento y le hace poner a prueba lo aprendido previamente. Las lecciones de geografía, historia y biología de la escuela podrán ser reforzadas a través de experiencias que le permitirán recordarlas toda su vida. No es lo mismo estudiar la región de Europa Central con un libro que ver los Alpes por tu cuenta permitiéndote asociarlos con los ocho países que abarca. Te olvidas fácilmente los nombres de los océanos hasta que su sonido te arrulla por las noches o te sumerges en sus aguas mientras tu papá te enseña a saltar olas.
Además es el período de la vida más apropiado para lograr perfeccionar idiomas extranjeros ya que los niños pueden aprenderlos mucho más rápido debido a que la parte de su cerebro que procesa el lenguaje sigue creciendo. Al viajar podrá adquirir un mejor acento y practicar con nativos de forma cotidiana sin necesidad de aburridas lecciones en un instituto. Practicar un idioma en el exterior no es solo más divertido sino, también, más eficiente y duradero.
Asimismo, viajar es la mejor manera de conseguir un verdadero sentido del mundo. Los ritmos de transporte y culturales cambian en cada región. Ver diferentes formas de vida ayuda a aceptar las diferencias interculturales y a desarrollar la empatía.
Explorando en familia también se construyen lazos familiares que perdurarán en el tiempo; los padres y sus hijos se conocen mejor, aprenden sobre el otro y a aceptarse mutuamente. Viajar con tu papá y tu mamá es algo que atesorarás y contarás luego a tus nietos mientras les muestras las fotos de antaño. Al viajar con hijos no se gasta dinero sino que se invierte en conocimientos y se fortifican los vínculos familiares.
En resumen, dependiendo de tus cualidades, invertir en viajar es invertir en vivir, en felicidad, en comprensión, en crecimiento interior, en amor por ti mismo, en sabiduría, en idiomas, en experiencias que jamás olvidarás y, además, en una mejor proyección laboral. Piensa en esto cuando llegue el cumpleaños de tus hijos. Piensa si quieres regalarles la nueva PlayStation, el último modelo de IPhone o un mejor futuro.
Guadalupe Araoz para TodoParaViajar.com