Nigro Notaro Viajes

BEIJING

BEIJING

Capital Imperial: tradición y modernismo.

Las grúas de construcción dominan el horizonte, nuevos hoteles y centros comerciales (sin mencionar los 37 estadios deportivos y los 59 campos de entrenamiento de la ciudad) aparecen cada día y barrios enteros de la ciudad están siendo demolidos y modernizados.

La veloz transformación física de la ciudad coexiste con la firme voluntad de conservar su rico patrimonio cultural y el estricto orden comunista. Debido a su carácter monolítico, Beijing puede ofrecer al visitante extranjero una imagen distorsionada del país. Sus elevados y modernos edificios y sus enormes hoteles internacionales están comunicados entre sí por una intrincada red de bulevares y circunvalaciones que rodean la ciudad. Los atascos de las horas punta no tienen nada que envidiar a los de las grandes ciudades del mundo y la contaminación puede llegar a ser insoportable. Más allá de la modernidad, Beijing ofrece también un abundante número de callejones con casas tradicionales (hutong), parques, tesoros culturales y arquitectónicos y exquisitos templos.

Beijing se convirtió en la capital de China en 1421 y permaneció como tal hasta la caída del régimen imperial en 1911. Los occidentales tuvieron prohibido residir en la ciudad hasta el siglo XIX y anteriormente todos los contactos comerciales se habían restringido a Cantón. Desde 1911 hasta 1949, Beijing sufrió, como el resto de China, los efectos de las guerras libradas entre varias facciones que intentaban hacerse con el control del país. La invasión japonesa de 1931 fue seguida de una amarga, que dio lugar finalmente a la supremacía comunista bajo el poder de Mao Ze Dong y la fundación de la República Popular de China con Beijing como capital.

Los diez primeros años del gobierno de Mao consiguieron estabilizar una nación temerosa y humillada. En esta época se registraron grandes avances en la industria, la agricultura, la educación y la sanidad. Sin embargo, en 1966, Mao lanzó la Revolución Cultural, un verdadero ataque al pensamiento político y social liberal cuyas repercusiones pueden aún sentirse en todo el país. Tras la muerte de Mao en 1976, el Presidente Deng Xiao Ping inició la apertura gradual de China al resto del mundo, dando la bienvenida a inversores extranjeros y a turistas y animando a los empresarios chinos a establecer nuevos negocios. Desde 1999, Beijing ha recibido la asombrosa cantidad de 10,31 miles de millones de dólares estadounidenses en inversiones extranjeras directas, la mayor parte de las cuales ha ido a parar a negocios situados en la zona financiera de la ciudad, el Central Business District (CBD).

El mejor lugar para comenzar a explorar la ciudad es la Plaza de Tiananmen, en la que Mao Ze Dong declaró la fundación de la República Popular de China. Aunque todo el mundo recuerda este lugar por los tristes acontecimientos de 1989, en los que se reprimió brutalmente la protesta de los estudiantes a favor de la democracia, la plaza constituye el espacio público más grande del mundo y uno de los centros turísticos fundamentales de la ciudad. Situarse en ella (junto a otros miles de turistas) y contemplar la imponente majestuosidad de la Ciudad Prohibida al norte y el enorme retrato de Mao Ze Dong y la Puerta de Tiananmen da una idea del enorme poder que los gobernantes chinos han tenido siempre sobre su pueblo. Por si esto no fuera prueba suficiente, basta con observar la interminable cola para entrar en el mausoleo en el que descansan los restos mortales de Mao.

Las mejores épocas para visitar la ciudad son la primavera y, sobre todo, el otoño, durante el cual los días soleados y las hojas de los árboles llenan la ciudad de hermosos reflejos rojos y dorados. El calor y la humedad del verano y el frío extremo del invierno hacen que estas fechas sean poco recomendables.

Qué Ver

Visión general


A lo largo de los siglos, Beijing ha sufrido los efectos de la guerra y la revolución, procesos de industrialización a gran escala y un auge inmobiliario destinado a satisfacer las demandas de una ciudad moderna y en constante crecimiento. Los rascacielos se yerguen sobre los coloridos templos y los patios de los hutongs, mientras que el tráfico circula por las congestionadas calles alrededor de los apacibles parques. En el pasado, la ciudad de Beijing estaba rodeada de una muralla cuyos únicos vestigios actuales son las puertas de Tiananmen y Qianmen, situadas a cada lado de la Plaza de Tiananmen. La imponente plaza es el hogar del Gran Salón del Pueblo (sede del parlamento de China), el Mausoleo de Mao Zedong, en el que descansan los restos mortales de Mao, y el Monumento de los Héroes del Pueblo, un obelisco que muestra los principales acontecimientos de la revolución.

Las principales atracciones de Beijing aparecen descritas a continuación, aunque los alrededores de la ciudad tienen una riqueza cultural e histórica similar. Si se dispone de tiempo suficiente, merece la pena incluir en el itinerario una visita al Antiguo Observatorio. Fundado por Kublai Khan, es en la actualidad un museo con una extensa colección de instrumentos astronómicos de bronce de las dinastías Ming y Qing. El zoo de Beijing es el hogar de los mundialmente famosos pandas gigantes y merece una visita, al igual que el Puente de Marco Polo, situado al suroeste de la ciudad.Al noroeste, en Dashanzi, el barrio artístico de 798 Factory está ganando fama mundial por su amplio espectro de galerías y museos de arte. Lejos del centro, la mayoría de los turistas se dirigen a Badaling (véase Excursiones) para caminar por la Gran Muralla, aunque al noreste de la ciudad, en Mutianyu, hay otra sección del monumento con espectaculares vistas. Merece la pena visitar también Zhou Kou Dian (yacimiento del Hombre de Pekín), a 48 km (30 millas) al suroeste de la capital. Se trata de un yacimiento arqueológico donde en 1929 se encontraron cráneos con una antigüedad de entre 200.000 y 500.000 años. Los fósiles originales se perdieron durante la II Guerra Mundial, pero el lugar cuenta con un interesante museo con restos y huesos de animales de ese periodo.

Atracciones principales

Plaza de Tiananmen


Ubicada en el corazón de la moderna Beijing y escenario de muchos acontecimientos históricos, la Plaza de Tiananmen fue renovada en 1999 con objeto de las celebraciones del 50 aniversario de la fundación de la República Popular de China. Ahora tiene dos zonas verdes nuevas, árboles y una sutil iluminación a nivel del suelo. Algunas de las atracciones de la plaza son el Mausoleo de Mao Zedong, en el que descansan los restos mortales de Mao, el Museo de la Revolución y el Gran Salón del Pueblo.

Ciudad Prohibida

Edificada en el siglo XV, la Ciudad Prohibida (o el Museo del Palacio) es un enorme complejo de patios, salones, pabellones y jardines en el que residieron 24 emperadores de las dinastías Ming y Qing. Es uno de los múltiples lugares Patrimonio de la Humanidad declarados por la UNESCO en la ciudad y acoge una impresionante colección de reliquias de valor incalculable que incluyen pinturas, cerámicas y objetos de bronce antiguos.

Templo del Cielo

Justo al sur de la Plaza de Tiananmen, el Templo del Cielo (situado dentro del Parque del Templo del Cielo) es el complejo de templos más grande de China. Fue construido en el siglo XV y utilizado por el emperador como lugar de oración para pedir buenas cosechas. La arquitectura del templo es exquisita y los tejados están cubiertos por relucientes tejas de color azul. En este complejo se encuentra también la Pared de los Ecos, que amplifica hasta el susurro más débil.

Templo Lama

Este templo, erigido a finales del siglo XVII en el noreste de la ciudad, solía ser un centro de aprendizaje de la secta tibetana del Sombrero Amarillo. Hoy en día, es el hogar de 70 monjes o lamas. El recinto está formado por una serie de salones comunicados por patios. En el salón más lejano, en el que se permite la entrada del público, se yergue una impresionante estatua de Maitreya de 18 metros de altura (59 pies).

Torre de la Campana y Torre del Tambor

Todas las ciudades chinas tuvieron en el pasado una torre de la campana y del tambor, cuyo objeto era el de anunciar la hora y los toques de queda. La Torre del Tambor de Beijing, al norte de la ciudad, se construyó originalmente en el siglo XIII y fue reconstruida alrededor de 1420, en la misma época de construcción de la Torre de la Campana. Ambas torres tienen estilos muy diferentes y ofrecen buenas vistas de la ciudad.

Palacio de Verano

El Palacio de Verano, situado en los barrios del noroeste, fue utilizado por la corte real como retiro para escapar del calor de la ciudad y ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La antigua residencia imperial está ubicada a la orilla del lago Kunming, en un evocador paisaje con pequeñas islas, puentes ornamentales y un barco de mármol que sirvió antiguamente como casa de té. El mejor modo de llegar al palacio es en taxi.

Recorridos por la ciudad

Recorridos en autobús


El Servicio Internacional de Viajes de China (tel: (10) 6522 2991 ó 8522 7930; página web: http://www.cits.net/) y la Administración de Turismo de Beijing (tel: (10) 8516 2288; página web: http://www.bjta.gov.cn/) organizan recorridos de un día por la ciudad con un servicio de recogida gratuita en muchos hoteles. Las visitas a la Ciudad Prohibida y al Templo del Cielo duran alrededor de ocho horas.

Otros recorridos

Muchos hoteles ofrecen recorridos por la ciudad, siendo éstos la única oferta disponible en la actualidad. Los hoteles son la mejor fuente de información y muchos de ellos tienen servicio de reserva de itinerarios turísticos.

Excursiones

Por medio día


Recorrido por los hutong: Los hutong o callejones son antiguas zonas de edificios en vías de desaparición, compuestas por viviendas construidas en torno a patios que forman una red de estrechas callejuelas. El mejor modo de visitar los hutong es a pie o en calesa. Si se realiza la visita con un guía que hable inglés u otro idioma extranjero, es posible conversar con los residentes locales e incluso entrar en alguna de sus casas. El Servicio Internacional de Viajes de China (tel: (10) 6522 2991 ó 8522 7930; página web: http://www.cits.net/) y la Administración de Turismo de Beijing (tel: (10) 8516 2288) organizan recorridos en calesa de una hora y treinta minutos de duración a dos horas con guía de habla inglesa. Muchos hoteles también ofrecen el mismo servicio.

Por un día

Gran Muralla y Tumbas Ming: La Gran Muralla China se extiende a lo largo de miles de kilómetros por el país y ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La sección de la muralla más cercana a Beijing se encuentra en Badaling. La muralla se extiende entre torres de vigilancia y es lo suficientemente ancha para permitir el paso de cinco jinetes a caballo. La Gran Muralla de Badaling (tel: (10) 6912 2222) abre todos los días (07.00-17.30) y hay que pagar entrada. También se puede visitar la muralla en Mutianyu, una sección menos concurrida situada a dos horas en coche de Beijing. Allí, los telesillas y teleféricos proporcionan espectaculares vistas panorámicas de la muralla y del paisaje montañoso (07.30-18.00). Se puede llegar a las Tumbas Ming a través del Camino de los Espíritus, protegido por enormes estatuas de animales y hombres. Las tumbas abren todos los días (el horario varía para cada tumba pero normalmente es de 08.00-17.30) y hay que pagar entrada. Trece de los emperadores de la dinastía Ming fueron enterrados alrededor del valle, aunque sólo una de las auténticas cámaras de enterramiento en la tumba de Ding Ling (tel: (10) 6076 1424) está abierta al público. La mejor manera de llegar es en taxi o autobús del Servicio Internacional de Viajes de China (tel: (10) 6522 2991 ó 8522 7930; página web: http://www.cits.net/) o en viaje organizado por algún hotel.

Colinas Fragantes: Situadas a más de 28 km (18 millas) al noroeste de Beijing, estas colinas (tel: (10) 6259 1155) tienen una densa vegetación compuesta por pinos y eran uno de los terrenos de caza favoritos de los emperadores. El parque está salpicado de pagodas, pabellones y templos y permanece abierto todos los días de 06.00 a 18.00. Se puede subir a la cima del pico más elevado en telesilla (hay que pagar billete).


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